El ferrocarril y el correo han sido tradicionalmente firmes aliados. No en vano, el segundo llegó a dar nombre a uno de los tipos más característicos y populares de tren desde los orígenes del ferrocarril hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX: el “tren correo”. Y solo en los últimos años el ferrocarril ha dejado de ser el modo de transporte por excelencia de los envíos postales básicos.
La estrecha relación entre el ferrocarril y el correo queda plasmada en un tipo de vehículo especifico: El “ambulante”, una verdadera oficina postal sobre ruedas.
No hablamos de tiempos muy remotos: el sistema pervivió en España hasta Ia década de los ochenta del siglo XX.
En los números 62, 63 y 64 de CARRIL encontrará un extenso trabajo acerca de la historia y evolución de los coches postales en los ferrocarriles Españoles.
En la foto: Un tren «puro» de ambulantes postales nuevos, recién salidos de fábrica, remolcados por la locomotora 242T-0257, en una de las vías de la estación de Barcelona Poble Nou (En aquél entonces, Pueblo Nuevo). Foto MACOSA, colección Joan Batllevell.